de maig 28, 2009

Fogón del viernes (o viernes de fogón, que viene a ser lo mismo)

Una poca de rumba, que siempre alegra el alma
Kilo Veneno / Raimundo Amador - Los Managers

de maig 27, 2009

Abbie Hoffman o el hippismo activista




La guerra de Vietnam dio un fuerte empuje a diversos sectores de la vida norteamericana. Los fabricantes de ataúdes estuvieron de parabienes por la gran cantidad de soldados muertos que llegaban a los puertos de la costa Oeste. Los productores de napalm descorchaban champagne cada vez que la aviación yanqui achicharraba aldeas de amarillos. La industria armamentista creció de manera impresionante. Y los hippies se hicieron conocidos mundialmente.
Este movimiento, más allá de toda la iconografía posterior, fue uno de los principales activistas en contra de esa guerra.
Manifestaciones, quema pública de las cédulas y convocatorias al servicio militar, recitales, vida en comunidad, sexo libre y otros desplantes, pusieron al hippismo en boca de todos.
Poco a poco comenzaron a ser vistos como algo más que un grupo de vagos, sucios y drogadictos. Sus intervenciones eran cada vez más importantes y esa importancia también se medía en la cantidad de policías que iban a cagarlos a palos en las manifestaciones -cada vez más multitudinarias- que realizaban en las principales ciudades de Estados Unidos.
Uno de los más destacados y activos militantes del pacifismo hippie por aquellos años fue Abbot Howard Hoffman, “Abbie” para los amigos (y también los enemigos).
Nacido en Worcester, Massachussets, Abbie Hoffman introdujo nuevas tácticas de protesta, que incluían acciones con gran contenido teatral y humorístico que provocaron una gran repercusión en los medios de prensa de la época.
Asimismo, estas formas de protesta pacífica pero con un gran contenido crítico a la situación sociopolítica de los Estados Unidos, provocó reacciones cada vez más violentas por parte de la policía, del FBI y de la CIA, que convirtieron a Hoffman en uno de los principales enemigos públicos.
Abbie Hoffman fue militante desde la secundaria. Participó en diversos movimientos pacifistas hasta fundar el partido internacional de la juventud (conocidos como yippies por sus siglas en inglés).
De unos pocos melenudos, pasaron a ser muchos melenudos y después un montón de melenudos, para convertirse finalmente en muchos más melenudos de lo que se podía soportar por aquellos tiempos.
Pero a pesar de su militancia pacifista, su foja de servicios está salpicada de hechos violentos, los que no propició, pero en los que se vio envuelto. Las acciones de Hoffman y sus amiguetes provocaron gran repercusión en los medios de prensa y enorme preocupación en los círculos de poder.
No era para menos. El muchacho convocaba multitudes con propuestas desopilantes.
Como por ejemplo la masiva manifestación en la que más de 50 mil personas intentaron hacer levitar el edificio del Pentágono usando energía psíquica hasta el punto que se pusiera naranja y comenzara a vibrar; momento en que terminaría la guerra.
No, no lo consiguieron. Era una joda. Pero la broma convocó a mucha gente y eso hizo que se le frunciera el culito a más de un habitué de los círculos de poder que mandaban chicos a morir en una selva lejana y desconocida.
En otra oportunidad, Abbie y sus chicos fueron a la Bolsa de Valores de Nueva York y arrojaron billetes falsos, logrando que los corredores de bolsa literalmente se cagaran a trompadas por esos dólares. También anunció que la mejor forma de ponerse de la cabeza era mandándose un plátano por vía rectal, recomendando a los científicos de la CIA que lo probaran. Y uno se lo imagina a Abbie diciendo esto con la misma expresión que ponía el Negro Olmedo cuando decía “eu no conoce Rosario”.
Un ámbito que Abbie Hoffman recorrió en muchas ocasiones fue el de los tribunales, porque llegó un momento que lo procesaban hasta cuando iba a comprar bizcochos de grasa. En el 68, durante la Convención Demócrata de Chicago, Hoffman propuso a un cerdo para la presidencia. Las manifestaciones en apoyo al chochán fueron multitudinarias y prolijamente reprimidas por la policía. En esa oportunidad Abbie terminó -una vez más- ante su Señoría., esta vez acompañado por seis camaradas con los que conformaron un combo que fue conocido como “Los Siete de Chicago”. Porque eran siete y estaban en Chicago. Si, a veces es impresionante la capacidad que tiene la prensa de crear figuras literarias de altísimo vuelo.
Pero volvamos a la corte. El juicio alcanzó características de desopilante. El juez se llamaba Julios Hoffman (aunque no tenía ningún parentesco con nuestro héroe) y Abbie lo agarró para la joda todo el proceso, además de lanzarle durísimos ataques y acusaciones cada vez que tenía la posibilidad de hacer uso de la palabra. Llegó a decirle que (el Juez) era “una vergüenza para la raza judía”. En aquella oportunidad, Hoffman y cuatro de sus compañeros fueron sentenciados a cinco años de prisión, pero en la apelación la condena fue revocada.
Durante el festival de Woodstock –el del 69, o sea el único que hubo, porque el otro que hicieron… no jodan!- se mandó al escenario cuando tocaban los Who. Cuando iba a decir unas consignas, vino Pete Towshend y lo hechó de mala manera (y cuando digo mala, quiero decir mala). Me parece que en la película no sale (¿cómo cuál película? ¡En la que Hendrix toca el himno yanqui!), pero en youtube está el siguiente audio



Ok, la imagen es una cagada, pero lo que importa es el sonido.
Según Hoffman, en su autobiografía, el incidente aconteció como sigue: "Si alguna vez escuchas algo sobre mí en conexión con el festival, no fue por tocar Florence Nightingale para los hippies. Lo que escuchaste fue lo siguiente: 'Oh, ése, sí, ¿el que cogió el micrófono, intentó dar un discurso cuando Peter Townshend le partió la cabeza con su guitarra? He encontrado un sinnúmero de referencias al incidente, incluso un colosal mural de la escena. Lo que no he podido encontrar es una sola foto del incidente. ¿Por qué? porque en realidad no ocurrió. Yo tomé el micrófono, y di una corta charla acerca de John Sinclair, que acababa de ser sentenciado a 10 años en la Penitenciaría del Estado de Michigan por dar dos porros de hierba a dos policías secretos, y cómo deberíamos tener la entereza que mantuvimos en la casa Woodstock para liberar a nuestros hermanos y hermanas de la cárcel. Algo así. Townshend, que había estado afinando, se dió la vuelta y chocó conmigo. No fue un incidente en realidad. Cientos de fotos y miles de películas existen representando ese escenario, pero no hay ninguna foto de la tan comentada escena."
Por su parte, Townshend ha dicho no recordar claramente el incidente (aparte de sordera, sufre Alzheimer), pero que de haber ocurrido seguramente le hubiera roto la cabeza con su guitarra.
Poco después, la policía irrumpió en su oficina y casualmente encontró un paquetazo de merca. Hoffman dijo que todo había sido montado por los servicios de inteligencia para sacarlo del medio. Todos dicen lo mismo: ¡Me la pusieron, me la pusieron!
A raíz de ese “malentendido”, Abbie estuvo prófugo hasta el 80, cuando se entregó y purgó un año adentro y nada más. Luego continuó siendo un influyente periodista radical, pero como él mismo dijo “Los años '60 han terminado, la droga nunca será tan barata, el sexo nunca será tan libre, y el rock and roll nunca tan bueno”
Tal vez le haya pifiado en todo, pero la frase está buena.
Pero toda buena historia merece también un triste final. Y Habbot Howard Hoffman -que sufría desorden bipolar, como la Cristina- lo consiguió gracias a 150 pastillitas de colores que permitieron que fuera encontrado muerto el 12 de abril, en 1989 a la edad de 52 años. Su nota de suicidio decía, "Es demasiado tarde. No podemos ganar. Se han hecho demasiado poderosos".
La película (¿acaso dudabas que se hubiera filmado una?) se llama “Roba este filme” y si te la bajás tratá de conseguir una que no esté doblada en España. Es horrible ver a un hippie diciendo “sois todos unos pringaos”.


Edición de la Revista People en ocasión del fallecimiento de Abbie Hoffman



ROBA ESTE LIBRO



En los años 70, uno de los libros más vendidos fue, paradójicamente, por su título, Steal this book (Roba este libro). La obra donde Abbie Hoffman explicaba pormenorizadamente distintas maneras de sobrevivir “de arriba”, o sea, “de garrón” en el sistema (y fuera de él). Nos relataba, por ejemplo, distintas maneras de conseguir comida, identificaciones de todo tipo, libros, viajes, ropa, etc. gratuitamente o a muy bajo coste. El libro no se paraba ahí, era todo un manifiesto sobre la sociedad libre que imaginaba el autor. Por ello, había partes del libro dedicadas a las guerrillas urbanas, las armas o la difusión de idas (con ejemplos prácticos de cómo montar una emisora pirata o publicar panfletos).
La fecha de publicación del libro, 1971, nos indica que muchos de los temas tratados en el mismo están anticuados. Aunque la ideología subyacente aún pervive de muchas maneras. En la red, hay un proyecto llamado Steal this Wiki. En él se pretende seguir con el espíritu del libro original, adaptándola a las herramientas de colaboración actuales.
Desgraciadamente no hay versión en castellano (ni del sitio ni del libro de Hoffman), aunque abundan en la red las guías de supervivencia para el mundo moderno, como, por ejemplo, sindinero.org, web que recopila recursos gratuitos dentro y fuera de la red, o el rincondelvago.com, la web clásica de búsqueda de apuntes, exámenes y trabajos de clase por excelencia. De esto último se podría inferir que el Juez Diego Estevez es un hippie bárbaro (para los que no entiendan, lean esto).
(Reseña del libro extraida de aquí con algunos agregados míos)

de maig 19, 2009

Estás igual! V

Cualquiera que haya tomado tres clases de guitarra la tocó en los fogones. También las cantábamos con letras “picarescas” (“en mi casa me dicen el indecente, porque tengo muchachas de 15 a 20” cantábamos… éramos tan pelotudos). Después fuimos a ver la peli y también cantábamos en el cine
Ritchie Valens - La Bamba



Pero lo cierto es que la cosa venía de antes. Todos nos acordamos de la versión de los Beatles, pero vamos a ver a los autores originales, aunque en una versión de hace bastante poco. Elegí este video porque las morochas que bailan y hacen coros están para partirlas en ocho como a una pizza.

Isley Brothers Live - Twist and Shout

de maig 15, 2009

Fogón de viernes

Creo que este gringuito sabe con la viola. Lástima que le gusten los aviones...

Stevie Ray Vaughan - Pride and Joy

de maig 12, 2009

La carrera

La verdad es que no sé si creerle a mi tío Mario cuando me cuenta las hazañas automovilísticas de su tío Sofiatto. Lo que pasa es que el hermano de mi vieja lo admiraba mucho y a veces exagera un poco. Pero sin lugar a dudas resulta entretenido recordar las andanzas de un tipo que fue un verdadero fuera de serie. Dandy, playboy, fachero, timbero y aventurero. Las otras tías -cuenta Mario- lo criticaban permantemente, se escandalizaban por sus "hazañas", pero en realidad era imposible no quererlo. Era un ganador nato, aún cuando la mayoría de sus fabulosos negocios terminaran en rotundos fracasos. Aún cuando la justicia lo hubiera convocado en más de una oportunidad por algunas cuentas que no estaban demasiado claras. Pero de esos entreveros, él siempre salía airoso, bien peinado y sin una arruga en el traje. Nunca le faltó una testigo dispuesta a declarar a su favor. Su simpatía lo podía todo.
Y como le correspondía a un bon vivant de su época, al tío Sofiatto le apasionaba el automovilismo. Aquellas frágiles máquinas que se desplazaban a más de doscientos kilómetros por hora lo desvelaban y hablaba de ellas todo el tiempo. Consumía todo lo que estaba relacionado con ellas: libros, revistas, diarios, noticieros del cine y programas informativos de radio.
Sus ahorros dejaron de ir a la mesa de juego -donde en reconentradas noches de poker y dados perdió y ganó siempre con el mismo gesto caballeresco y cortés- para solventar la construcción de un pequeño taller adjunto a la estación de servicio de su propiedad (en pleno centro de Paraná, una mina de oro), en el que preparó un auto con el que comenzó a competir en las carreras zonales.
Y en verdad era bueno. Se impuso en algunos campeonatos y comenzó a ganarse un nombre en la provincia, que en pocos años le comenzó a quedar chica, aunque en realidad, el dinero no le alcanzaba para pegar el salto al gran automovilismo nacional.
Pero una vez más la suerte estuvo de su lado. Y esta vez no fue en el verde paño de los naipes, sino en el roble de los escritorios gubernamentales.
Sucede que el gobierno de Entre Ríos soñaba, como el tío Sofiatto, ganar las primeras planas nacionales, y encaró la organización de una gran competencia automovilística, convocando a lo más granado del deporte motor de Argentina y del extranjero. Cuando leyó la noticia en El Diario, el tío sintió que se iba a largar a llorar. En ese momento decidió que iba a participar de esa carrera, y nadie se lo iba a impedir.
Según recuerda mi tío Mario, que por aquel entonces habrá tenido siete u ocho años, Sofiatto convocó a dos o tres mecánicos que hacían algunas changas en su estación de servicio y por cinco o seis meses se aisló del mundo. Dejó el negocio en manos de mi abuelo (que a pesar de tener una personalidad totalmente opuesta no podía negarse a un pedido suyo. En realidad nadie podía) y se encerró en el taller a dar forma a su sueño. Con poco dinero (apenas lo justo), empeñando algunas pertenencias, apelando a su irresistible simpatía y a muchos contactos ganados en numerosas y largas tertulias de timba y bohemia, fue consiguiendo los elementos necesarios para construir un coche que le permitiera estar en la línea de largada. Cuando empezó no le importaba llegar a la meta cuando ya no quedara nadie, pero a medida que el coche tomaba forma, su imaginación lo iba poniendo cada vez más adelante en la clasificación.
Y así fue que, cuando realizó las primeras pruebas en el circuito del Parque Urquiza, donde se iba a llevar a cabo la competencia, se dio cuenta que en realidad los tiempos no eran tan malos, y que podría abrigar alguna esperanza de dar pelea.
Y llegó el gran día. Un domingo de julio, con un sol casi primaveral y con una multitud dirigiéndose al balneario del Club Rowing -platea preferencial para ver la largada- o aprovechando la inigualable tribuna natural brindada por las barrancas del parque. Era un día histórico. El crédito local, el tío Sofiatto, se vería las caras con lo mejor del automovilismo argentino y de distintos puntos de Europa. Los grandes nombres, Fangio, Gálvez, Marimón... todos en Paraná y entre ellos aquel personaje irresistiblemente querible, famoso por sus aventuras, por su vocación de calavera y ahora porque seguramente le iba a pegar una paliza a los copetudos que llegaban de afuera.
Más por cortesía que por méritos, las estrellas obtuvieron los puestos de preferencia en la grilla de largada, relegando al tío a una de las últimas posiciones. Pero eso no era problema, porque conocía como nadie aquellas calles empedradas y sabía de memoria todos los trucos para ganar la mayor cantidad segundos posibles en cada una de las curvas. Y los dados -una vez más- le mostraron su cara amable. En la tercera vuelta Fangio comenzó a retrasarse. Varios autos no resistieron el irregular circuito y fueron abandonando. Pero sobre todo, se notaba que el equipo del tío Sofiatto había hecho un buen trabajo y la máquina respondía bien. Vuelta tras vuelta fue ganando posiciones y se mezcló con los punteros. La multitud deliraba y rugía al paso del coche pintado totalmente de negro (la pintura la había ganado mintiendo una falta de envido con 25). Cuando restaban cuatro vueltas estaba primero y el escolta no aparecía en el espejo retrovisor. Se le daba, estaba entrando en el gran mundo del automovilismo. Sólo tenía que mantener la diferencia y cuidar el auto. En algunos minutos más simplemente debería elegir la oferta que más le conviniera. Después, Buenos Aires, los grandes premios del turismo carretera y -por qué no- Europa: Montecarlo, Le Mans...
No sabe de donde salió. No lo vio sino cuando ya lo tenía a pocos metros del paragolpes y en un acto reflejo pegó el volantazo, yendo a incrustarse en un añoso árbol ubicado a la vera de la calle Marcelo T. de Alvear. El perro no sufrió ningún daño, el tío Sofiatto algunos magullones. A la carrera la ganó un irlandés de apellido impronunciable.
Al otro día, El Diario le dedicó siete líneas elogiando su habilidad y lamentando el accidente. El resto de la página fue consagrada al ganador y a reportajes a las grandes estrellas, que nuevamente se habían alejado hasta lo inalcanzable.
No volvió a correr, aunque no perdió su habitual aire seductor. Siguió encarando negocios disparatados y gastando mazos de naipes hasta la madrugada. No volvió a hablar del gran premio que se le escapó por un cuzco que se interpuso entre él y la gloria. Pero cada vez que un perro vagabundo acertaba a cruzarse en su camino, se ponía serio y murmuraba: "perros de mierda..."

Madrugada del 20 de febrero de 1999

de maig 08, 2009

Fogón de viernes

Este está medio disfrazado de León Gieco, pero sin barbita. Escuchalo
Neil Young - Hey, hey, my, my

de maig 06, 2009

Estás igual! IV

Los chicos de Manchester siempre sorprenden con su música plagada de muy interesantes riffs de guitarra.

Oasis - Step out



Pero los hermanitos Gallagher no siempre están del todo inspirados. “Che, este tema está bueno, le metemos un poco de caña y matamos” le dijo Liam a Noel, que antes de cagarlo a trompadas una vez más le contestó “dale, total el tipo que canta es sordo y no se va a dar cuenta”,
Bueno, Setevie Wonder es ciego. Y no es pelotudo

Stevie Wonder - Uptight (Everythings Alright)

de maig 02, 2009

La maldita maquina de matar



Muchas veces los argentinos, con nuestro proverbial pesimismo, solemos decir que estamos en el culo del mundo.
Error.
El culo del mundo es, sin lugar a dudas, Kurya. Pueblecito ubicado en Siberia, región de nuestro planeta adonde todo es frío y desolación. Al lado de eso, Argentina es… no digo el ombligo o la cabeza del mundo, pero el codo, o la parte de atrás de la rodilla.
Kurya está casi en el límite con Mongolia. Loco, casi nada limita con Mongolia.
¿A qué viene todo esto? se preguntarán aquellos que desde hace ya tiempo se vienen preocupando por mi salud mental.
Bueno, sucede que en Kurya nace gente. Eso quiere decir que a pesar de estar en el único y verdadero culo del mundo, existen mujeres que quedan embarazadas, o sea que antes… ya sabemos lo que pasó.
De uno de esos momentos de pasión que extrañamente suceden en Kurya nació en 1919, un lindo bebé que fue bautizado como Михаи́л Тимофе́евич Кала́шников, Pues bien, Михаи́л no es ni más ni menos que Mijaíl Timoféyevich Kaláshnikov, o sea el papá de esa arma que muchos adolescentes eligen sin dudar cuando juegan al Counter Strike.


El Camarada Kalashnikov de jovencito

Y es que parece que el invento de Mijail, o sea la AK-47, o simplemente la Kalashnikov es lo mejor que inventó el hombre para eliminar a sus semejantes. No sé nada de armas, no es un tema que me interese. Pero a veces uno se encuentra cosas que lo dejan demudado.
Escribe Roberto Saviano en “Gomorra”:
“No existe nada en el mundo, orgánico o inorgánico, objeto metálico u elemento químico, que haya causado más muertes que el AK-47. El kaláshnikov a matado más que la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, que el virus del sida, que la peste bubónica, que la malaria, que todos los atentados de los fundamentalistas islámicos, que la suma de muertos de todos los terremotos que han sacudido la corteza terrestre”.
¡Eso es un currículum!


Mr. K en la actualidad

Cuando era chico me deslumbraba el Winchester que usaba Chuck Connors en “El Hombre del Rifle”, las Colt que todos llevaban en “El Gran Chaparral” y las ametralladoras Thompson de “Los Intocables”. Pero claro, por aquellos años no entraban muchas series de acción soviéticas, probablemente no hayan existido. Pero no tengo dudas que, de haberse filmado, el AK-47 hubiera sido el arma-fetiche.
La Kalashnikov es el arma más vendida en la historia de la industria armamentística y su excepcional eficiencia mató gente en todo el mundo.
Pero también es el fierro que tiene más admiradores tiene. Principalmente los izquierdistas porque era el que usaban los movimientos revolucionarios y/o guerrilleros que eran auspiciados y provistos por la URSS. A tal punto es la cosa que hay dos AK-47 en el escudo de Mozambique. Allí donde muchos países ponen aguilas, laureles y soles, este país africano puso la imagen de dos de estos sub fusiles soviéticos.
Canciones, merchandising, grupos punkies, vodka y muchas cosas más hoy están relacionadas con la Kalashnikov, que a pesar del progreso de la industria armamentística, sigue siendo el best seller en el rubro. Volvamos a Saviano para ver por qué:
“El AK-47 es un arma capaz de disparar en las condiciones más adversas, está lista para disparar aunque esté llena de tierra o empapada de agua, es cómoda de empuñar, tiene un gatillo tan suave que hasta un niño puede apretarlo. La fortuna, el error, la imprecisión: todos los elementos que permiten salvar la vida en los enfrentamientos parecen quedar eliminados por la certeza del AK-47”. Y agrega: “El mantenimiento y el montaje son tan sencillos que los muchachos de la antigua Unión Soviética lo aprendían en los pupitres de la Escuela, en presencia de un responsable militar, en un tiempo medio de dos minutos”
¡Chúpense esta, Smith & Wesson!


Chicas con Kalashnikov, para volarle los ratones a varios

Bueno, basta de sangre. La próxima va a ser algo más hippie.

Para terminar, algo de música relacionada con la AK-47

Goran Bregovic - Kalashnikov


Kalashnikov - Peace is dead


Kalashnikov - Tianamen


Núcleo Terco - Mi Kalashnikov


Camarada Kalashnikov - Tirano Saura

de maig 01, 2009

Fogón de viernes

Pasale la viola al morocho ese que parece que algo sabe

Jimi Hendrix - Hound dog