de desembre 09, 2008

Más famoso que Jesús


En 1966, durante un reportaje, John Lennon dijo que Los Beatles, en ese momento, eran más famosos que Jesús.
Esa afirmación -salida de la boca de un muchacho de 26 años, que por ese entonces integraba la banda musical más famosa y popular del mundo, que vendía millones de discos por hora desde Nueva York a Tokio y desde Londres a Buenos Aires, que era multimillonario cuando apenas 10 años atrás vagabundeaba por las calles de Liverpool, sin grandes expectativas de futuro, gambeteándole a la miseria y al delito- genero una violenta reacción de parte de lo más rancio y conservador de la sociedad, que inmediatamente se puso en marcha para purificar mediante el fuego la gran afrenta. Claro que los buenos tiempos de la inquisición habían pasado y debieron conformarse con quemar los discos del cuarteto inglés.
Lo tragicómico del asunto es que Lennon tenía razón.
Este año, el Vaticano decidió perdonar al autor de “Give peace a chance”. La dispensa -como en el caso de Galileo- llega tarde, porque tanto el científico como el músico yacen varios metros bajo tierra.
Pero no pretendo poner en el tapete aquí la ventaja de velocidad que a veces tiene la condena por encima del perdón. Tampoco voy a hacer cuestiones sobre si correspondía perdonar a John o bien darle la razón (que es distinto y es lo que hubiera correspondido).
No, esto se trata de otra cosa.
Se trata de Maradona.
¿Y este que tomó? se preguntará más de uno.
A ellos les digo que miren las fotos del Diego en la India. Que lo vean rodeado de unas 100 mil personas en un estadio, vestido de civil, saludando solamente; recibiendo el homenaje fervoroso de tantos fans que haría que las máximas estrellas del Pop se sientan unos ilustres desconocidos.
Maradona es más famoso que Jesús. Que lo sepan bien aquellos que nunca le van a perdonar nada. Ni su pobreza original ni su riqueza acumulada jugando a la pelota; ni la mano de Dios ni la apilada que lo convirtió en “barrilete cósmico”; ni la merca, ni la joda, ni el positivo en Estados Unidos, ni el pase a Caniggia contra Brasil en Italia, con el tobillo del tamaño de una sandía.
Conviene aclararlo ya mismo. No soy un incondicional del 10. No es para mí ni Dios, ni un revolucionario ni nada por el estilo. Fue el mejor jugador de fútbol que tuve la suerte de ver y punto. Con él disfruté el fútbol en su máxima expresión y sufrí cuando cayó en desgracia, pero no lo considero ni un líder ni un referente de nada que no se circunscriba a una cancha. Sus excesos corresponden a su vida privada y su recuperación también.
Yo quería que el DT de la Selección fuera Bianchi.
Me atrevo a decir que Maradona no puede ser ejemplo ni siquiera de buen futbolista. Porque un ejemplo es algo para imitar. Y con la pelota, el Diego era, es y será inimitable. Un entrenador no puede decirle a un futbolista “mirá sus videos y aprendé”, porque ese arte no se aprende. Maradona se nace.
Fue único. Es único. Será único. 100 mil indios lo confirmaron hace algunas horas allá, del otro lado del mundo. En un país del que sabemos muy pocas cosas. Por ejemplo, como el 10, no teníamos ni idea que les gustara el fútbol, y que podían expresar tanto fervor popular aún cuando días antes habían sufrido una tragedia espantosa. Esos 100 mil indios se suman a cientos de millones que en todo el planeta lo conocen, lo admiran, lo aman.
Ok, fama no es prestigio. Fama no es -en definitiva- una virtud. Todo lo que quieran.
Maradona es más famoso que Jesús. Y que los Beatles. Por favor, no quemen nada.
Una pequeña herejía final. Creer en los milagros de Jesús es una cuestión de Fe. Los milagros de Maradona están todos filmados.

de desembre 06, 2008

Los primeros jevis gallegos

Todo el protocolo metalero resumido y doblado al español con Barón Rojo y su éxito Barón Rojo
Los saltitos del De Castro con pelo son muy simpáticos

de novembre 18, 2008

El caso del hombre de la cama en llamas





No creo que pueda borrarme de la memoria su imagen desgarbada y casi desarmada, atado a la camilla, casi sonriendo.
Es verdad, por suerte, que no será esa imagen más fuerte, ni más grande, ni más impactante que esa misma figura arriba del escenario de Atenas, dónde lo vi por primera vez allá a mediados de los 80, algún tiempo después de ese cada vez más difuso y borroso y menos cierto suceso de los pantalones.
Para ese entonces ya era mi amigo. Con él abandoné la niñez. Fueron sus canciones y las de nadie más las que me hicieron abrir los ojos por primera vez. Después vinieron otros tan importantes, tan entrañables… Pero él fue el primero. Como el amigo con el que te hacés la chupina por vez primera, la chica que inauguró tus labios para el amor o la pasión o la calentura, el primer cigarrillo a escondidas… ¡qué cursi puede llegar a ser uno por un amigo!
Su voz está siempre. En las tardes solitarias me exige que no me deje desanimar. Cuando estoy con el patín desecho mirando a mis temores hechos gente, esas noches en que estoy tan solo como un hombre a veces debe de estar, cuando la fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas hacen que esquive a mi corazón; él es el otro que hay en mi lugar; que dice “¡vamos, vamos! ¡Tu oportunidad está ahí!” Con él fui lo que creí y soy lo que está pasando. En esos momentos grises, solamente me hace falta mirarlo a él, tratando que se muevan estos pies, bajo la luz, tocando hasta el amanecer.



Estoy seguro que aún hoy, y a pesar de lo que dicen muchos cabrones, daría cualquier cosa por amor, daría cualquier cosa por poder llegar un poco más de lo que puede dar. Sin embargo, a la vez nos dice que nos encarguemos de nuestras vidas porque no es mejor que nosotros. Dejate de joder, Charly. Si vos sabés bien que aunque cambiemos de color las trincheras y aunque cambiemos de lugar las banderas, siempre es como la primera vez. Sos -qué duda cabe- quien puede compaginar la inocencia con la piel. Porque naciste para mirar lo que pocos quieren ver. Si sabiendo que no tendrías poder, ni abogados, ni testigos, contaste -de mil maneras- lo que había detrás de aquel espejo. Vos encendiste los candiles para que los brujos no pudieran siquiera pensar en volver a nublarnos el camino. Sos ese hábil jugador y trascendental actor que justifica con la acción toda fantasía; mientras tu inspiración baila mi forma de ser. ¡Qué locos éramos los dos en los buenos tiempos!



Tal vez, como la mayoría de nosotros, no pudo romper las cadenas que lo atan a la eterna pena de ser hombre y de poseer. ¡Miren! Lo están golpeando todo el tiempo. Lo vuelven a golpear. A todos nos siguen pegando abajo.
Por eso, cuando a veces soñamos con los hambrientos, los locos, los que se fueron, los que están en prisión, es necesario despertar cantando alguna de sus canciones, que siempre es necesario cantar de nuevo una vez más. Porque cuando estamos buscando direcciones en libros para cocinar, cuando queremos comprar el mundo en un bazar, mirando todo el tiempo superhéroes y superstars, cuando la radio nos confunde a todos, y las heridas, desgraciadamente, no son sólo del Oficial, él está ahí haciéndonos entender que era posible -y necesario- hacer algo más que ver películas, aún cuando fuera sábado a la noche y un amigo estuviera en cana. Es mejor eso que estarse quieto, que ser un vigilante.



Su corazón se ha partido en dos. Cuando todos vamos a ver, cuando vamos a nacer, tiene que salir y volver, desaparecer, víctima de un sol extraño, víctima de libertad, de sociedad, de soledad. Desprejuiciados -como él- son los que vendrán. Y los que están ya no me importan más. Los carceleros de la humanidad no lo atraparán dos veces con la misma red.
Charly, les contaste un cuento sabiéndolo contar y creyeron que tu alma estaba mal. Don’t worry, la mediocridad para algunos es normal y la locura es poder ver más allá. Vos nunca pudiste entender a los que hacen lo mismo que vos hiciste ayer, pero como hasta ahí no más. ¡Say no more!
Charly, la libertad, siempre la llevarás dentro del corazón. Te pueden corromper, te podés olvidar, pero ella siempre está

de novembre 13, 2008

Ligerita la musica

Ceratti en todo x 2$

d’octubre 28, 2008

Viejo rocker

Cuando sea grande quiero ser como él
Jerry Lee Lewis - Me and Bobby McGee

de setembre 09, 2008

Instrucciones para grabar un cassette pipí cucú

Mágicamente nos transportamos a la primera mitad de la década de 1980, cuando quien esto escribe empezaba a despuntar la adolescencia. Por aquellos años, PC eran las iniciales de “Partido Comunista”, algo que existía por ese entonces. La computadora era algo muy complicado y lejano que, según explicaban personas muy entendidas en tecnología, iba a reemplazar en el largo plazo a la calculadora (¡Mí vieja Casio fx80! ¿Qué habrá sido de ti?). Pipo Cipollatti y Andrés Calamaro conducían “Música Total Videos” (MTV era la sigla, ¡ladris!). Los buenos futbolistas jugaban siempre más de tres años en el mismo club. En las clases de Instrucción Cívica nos hablaban de un libro de literatura fantástica llamada “Constitución” y nos hacían jugar a las elecciones, mientras la guerra de Malvinas abría las puertas para que ese juego se hiciera realidad. Lo mataban a Lennon, justo cuando uno empezaba a encontrarlo. Recién se podía ver “La Naranja Mecánica” en los cines. Sonaba Serú. los Stones volvían a desmentir su muerte, Spinetta era de Jade y Los Redonditos de Ricota eran una banda subte de Buenos Aires que se podía escuchar en Córdoba cuando alguno viajaba y podía grabar el recital (que significaba llevar un enorme radiograbador y un par de docenas de pilas grandes, ni soñar con las alcalinas).


TDK D60: el mejor cassette de la historia de la industria musical.

Por aquel entonces, piratear (perdón, compartir) era una tarea verdaderamente artesanal. Empezando porque no utilizábamos los términos “piratear” ni “compartir”. Era simplemente copiar un disco, o un cassette. Y los medios para reproducir música en forma doméstica eran precisamente esos dos: el disco o el cassette.
Cuando la gente de mi generación iniciaba la década del 80 tenía al alcance de la mano un adelanto tecnológico que facilitaba muchísimo las cosas: el centro musical. O sea, un equipo de audio muchísimo más grande, más pesado y con menos prestaciones que los actuales. Tocadiscos, grabador y radio, todo en uno; control de agudos y graves y pocas cosas más. Un alarde de modernidad y desarrollo. Los más pudientes accedían a los “minicomponentes”, que era lo mismo pero por separado, pudiéndose agregar un ecualizador. Sin embargo, estos elementos no estaban en casi todos los hogares como afortunadamente ocurre en estos días. Los de clase media podían acceder a ellos con mucha dificultad. No obstante, en el curso del cole había cuatro o cinco que tenían. Yo era uno de esos afortunados.
Creo que a los que nos gustaba la música nos ganaba un verdadero sentimiento de solidaridad y nos empeñábamos en facilitarles las cosas a los colegas. Nunca podíamos decir que no a alguien que nos pedía que les grabáramos un cassette. ¡Eso era cooperativismo!



Las cosas eran más o menos así: Segundo recreo. Estoy sentado en un escalón tratando de saber al menos de qué materia es la prueba que tengo en la próxima hora. Subrepticiamente, Esteban se me aparece desde atrás de una columna, y vigilando que nadie se fije en nosotros, me entrega el objeto con un disimulo que hubiera llamado la atención hasta de un ciego, diciéndome “grabame el de Rush”.
- “¿Cuál?”, pregunté algo sobresaltado
- “El importado” dijo, y desapareció. La noticia de que a mi hermano le habían regalado una edición canadiense de “Moving Pictures” ya había corrido.
Con los años, esta escena parecería algo exagerada. Sobre todo si tenemos en cuenta que durante 12 años, Esteban se sentó detrás de mí. Pero había códigos y debían ser cumplidos.
Comenzaba, entonces, un proceso que voy a describir.
En primer lugar, se debía proceder a la elección del cassette, teniendo en cuenta un par de parámetros fundamentales: valor y duración.
La marca más común era TDK. Y eran buenos. Muy buenos. Y no eran tan caros. Los Basf eran más cool, por decirlo de algún modo actual. Eran tan buenos como los TDK, pero alemanes y un poquito más caros y difíciles de conseguir. Para arriba poco más. Para abajo una lista que incluye a los “Auditone” y un montón de marcas truchas como KDK, Panoasonic y cosas así.
En cuanto a la duración, el estándar era 60 minutos (30 por lado). Pero también venían los de 90. Un poco más raros eran los de 46 (que también fueron fugaces) y los de 180 (que eran un quilombo seguro, porque indefectiblemente se te enredaba la cinta).

Como elegir

La marca será elegida según la finalidad que se le de al cassette y qué se vaya a grabar en él. Si queremos seducir a una chica, será un Basf, sin dudar. Si vamos a grabar ese pirata de Deep Purple que tiene el Perro, será un TDK de 90. Si es un disco de música clásica que te pidió tu viejo, con el Auditone sobra.




El Basf. Bueno y cheto



TDK. Un fierrazo

Calidad de la cinta

No conozco a nadie de mi generación que realmente haya terminado de entender este asunto. Yo ni siquiera empecé a entenderlo. Pero existía una especie de mito o leyenda urbana que los cassetes de cromo eran mejores que los comunes. Y los de ferro-cromo pa’ la mierda mejores que todos. El cromo y el ferro-cromo venían a ser unas sustancias que tenían las cintas, que hacían que la música se grabara mejor y se escuchara pa’ la mierda mejor.
Juro solemnemente que yo nunca noté la diferencia, pero -como todos- estaba convencido de que eso debía ser cierto. Pero tener un par de esos te daba cierto prestigio. Obviamente, en esas cintas había que grabar cosas importantísimas.



Los cromo o ferrocromo, para entendidos



Relación disco/cassette

La copia de un long play en un cassette presenta un problema que podríamos llamar de “relación de lados o caras”. Básicamente, sus tiempos son distintos. Como ya se dijo, el cassette más popular tenía 60 minutos. Un disco rara vez tenía más de 50 minutos, con un promedio -en general- de 45. Y habitualmente sus caras no eran proporcionales.
En esos casos había dos opciones básicas:
Opción 1: Grabar un lado del disco en cada lado del cassette.
Opción 2: Completar un lado del cassette, agregando al primer lado del disco dos o tres temas de la segunda cara.
Para decidirse entre estas dos opciones es necesario tener en claro algunos asuntos: para quién es el cassette, tiempo disponible para realizar la tarea, qué meta mensaje se quiere transmitir, etc.
Si es para una chica a la que queremos seducir, generalmente se utilizaba la Opción 2, aprovechando la cinta que quedaba libre para meter dos o tres temas extras, en los que uno expresaba veladamente sus intenciones para con la señorita. “Lick it up” de Kiss aparecía demasiado evidente, “Fuck like a beast” de Wasp era una fanfarronada. Y a pesar de lo desaconsejado, casi siempre caíamos en la tentación. La testosterona, vio?
Si el producto es para uno, la cosa era prolijita, cuidando de que no se corte el último tema de cada lado. Si el disco lo justificaba, iba un lado del long play por cada cara del cassette. Con los amigos la cosa era cambiante, dependiendo de cuestiones importantes como las ganas.



De cassette a cassette

Estaba llegando tarde. Entraba al colegio en el mismo momento en que comenzaba a sonar “Aurora”. Casi junto conmigo entró Pablo. Estaba agitado. Cuando la bandera promediaba su ascenso en el mástil, me susurró: “mi hermano se compró el cable”. Nos abrazamos gritando. Nos pusieron media falta y cinco amonestaciones.
“El cable” era (es), precisamente, un cable de audio, con dos fichas (generalmente RCA) en cada extremo, que servía para unir dos radiograbadores, o un radiograbador y un centro musical, y de esta manera poder copiar cassettes. El doble cassettera es posterior. Y el copiado rápido ni hablar.



No se si estas instrucciones te van a servir de mucho. Pero fijate. Sacale la tierra a esos viejos TDK, llamá a tus amigos, preguntales qué long plays nuevos se compraron y júntense a grabarlos el próximo sábado a la tarde. Si tus viejos no están, compren una cerveza, pero vayan a fumar al patio.

de setembre 03, 2008

Parece en joda

... y en realidad lo es. Se trata de un programa de la televisión ecuatoriana (creo). No sé si el grupo es en serio (hay antecedentes como Los Parraleños), pero seguro que es un cago de risa.

d’agost 26, 2008

ALBERT vs. LOU

Lou Reed - Take A Walk On The Wild Side



Albert Pla - El lado más bestia de la vida

d’agost 18, 2008

Robert Capa - Fotoperiodista


Robert Capa en 1934

La plasticidad es asombrosa. Puede percibirse el silencio atormentado por los disparos de fusiles y obuses. Puede escucharse el postrer grito de alguien que en ese momento, como dice la canción, está viendo pasar delante de sus ojos “como un film, toda su vida”. Se puede adivinar el último pensamiento dirigido a una madre, o un hermano, o una novia… da igual. Es el último pensamiento La imagen golpea, arremete, impresiona, molesta, duele. Es el arquetipo de la “fotografía en el momento justo” que apasiona a tantos Taringueros. Pero cuando Robert Capa la tomó no existían las máquinas fotográficas digitales, ni mucho menos el photoshop.
Durante la sangrienta Guerra Civil Española, quien fue inscripto como Andrei Friedmann en el Registro Civil de Budapest en el año 1913, entre varias miles, obtuvo una imagen que sintetiza todo el horror de un conflicto armado.


La toma fue en el Cerro Muriano, en el Frente de Córdoba, en 1936

Es que Robert Capa tenía la capacidad de estar dónde estaba la acción de verdad. El prestigio internacional le llegó sobre todo a partir de sus reportajes sobre la guerra civil española, pero también durante la Segunda Guerra Mundial (que tuvo su ojo sagaz desde China al Norte de África y -muy especialmente- durante el desembarco de Normandía. Allí donde había tole-tole viajaba Robert con su camarita.
Al contrario de lo que sería lógico pensar, Robert Capa despreciaba la guerra y esperaba, mediante sus imágenes, movilizar a otros para luchar por la paz. Ofrecía su punto de vista antibélico y humanista no sólo con sus célebres fotografías de soldados en combate, sino también a partir de secuencias innovadoras y foto-narrativas adaptadas de modo ideal a las exitosas revistas ilustradas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado.
Entiéndase la cosa en su total dimensión. Por aquel entonces, la fotografía periodística era la primera imagen de la historia. El cine llegaba tarde y a la tele recién sería algo más o menos popular en los 50.
Como cronista de guerra, bien puede afirmarse que Capa persiguió a la muerte en cuanto conflicto bélico que tuvo este planeta en las décadas de 1930, 1940 y 1950. En cada uno de ellos registró la violencia de los enfrentamientos armados, pero también el dolor, el miedo, la angustia, el amor, la solidaridad, el heroísmo, la vileza, la vida cotidiana de todos aquellos que quedaban atrapados por la guerra.
Tanto persiguió a la muerte, que ésta lo sorprendió en 1954, cuando pisó una mina en Indochina. Allí murió Robert Capa. Allí nació también su leyenda, que se proyecta hasta nuestros días, cuando algunos de los rostros de sus fotos se decidieron a hablar. Cuando muchas fotos que se creían pedidas decidieron salir a la luz.




Huston Hu Riley, de 86 años en la actualidad, ha sido identificado en el 2007 como el protagonista de la imagen que, con un valor a prueba de bomba, tomó el famoso fotógrafo de guerra mientras nadaba hacia la orilla de la playa de Omaha [una de las del desembarco del Día D] el 6 de junio de 1944, formando parte de la primera oleada de la invasión de Normandía. La desdibujada imagen en blanco y negro inspiró las primeras escenas de 'Salvar al soldado Ryan', la película de Steven Spielberg sobre la II Guerra Mundial.



Asimismo, en enero de este año, y tras un peregrinaje de casi 70 años, fueron descubiertas en México unas cajas con más de tres mil negativos de la Guerra Civil Española, tomados en su mayoría por Robert Capa.
A continuación, y cerrando este breve informe, la noticia publicada por la edición digital de El Periódico de Catalunya.

Las fotos perdidas de Robert Capa pasaron 68 años ocultas en México
El Santo Grial de la fotografía. Así define Brian Wallis, director del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, las imágenes de la guerra civil española perdidas por Robert Capa en 1940. EL PERIÓDICO DE CATALUNYA y The New York Times publican hoy por primera vez algunas de estas instantáneas. El escritor Juan Villoro, colaborador de este diario, pudo ver este tesoro antes de que saliese de México y explica su historia.
Robert Capa aceptaba perder en el juego a cambio de ganar en el amor. Vivió con la intensidad de un apostador compulsivo. En 1954, a los 40 años, tomó en Vietnam su última fotografía y fue arrastrado por la metralla. Su excepcional trato con la fortuna había terminado. En esa carrera marcada por el peligro, salvar el pellejo nunca fue tan importante como salvar los negativos.
En 1940, tres cajas con 127 rollos de la guerra civil española llegaron a manos del general mexicano Francisco Javier Aguilar González, que era diplomático en Francia. No se sabe quién se las confió. México había dado asilo a los republicanos españoles y se aprestaba a recibir prófugos de la segunda guerra mundial. El general ayudaba a recuperar objetos perdidos en el naufragio de la historia. Alguien juzgó que debía hacerse cargo de los negativos tomados en España por Gerda Taro, David Seymour (Chim) y Robert Capa.
Durante casi 70 años las cajas sufrieron los avatares del exilio. Los especialistas las dieron por perdidas. En el 2001 Richard Whelan publicó Robert Capa. The Definitive Collection. El archivo del fotógrafo parecía cerrado. Whelan murió a fines del 2007. Su correo electrónico tenía un mensaje que no llegó a leer. Provenía de México y lo enviaba la curadora y cineasta Trisha Ziff. Algo insólito había ocurrido: tras 70 años, más de 3.000 negativos, muchos de ellos de Capa, volvían a la luz.



Robert Capa filmando


Gerda Taro, amante de Capa, durmiendo


Pablo Picasso y Francoise Gilot - 1948


Alarma de bombardeo - España


Soldado Republicano muerto mientras colocaba cables telefónicos - España


Aviador norteamericano - Segunda Guerra Mundial


Guerra Civil Española


Una mujer leyendo la carta enviada desde el frente de batalla por su hijo


Huyendo de la guerra


Soldados norteamericanos reciben el saludo y un trago de parte de un anciano campesino francés


Un oficial alemán pensativo


Desembarco de Normandía


Una muerte más


El frente de una casa madrileña muestra las consecuencias de la batalla. Los niños conversan


Un socorrista consuela a una anciana


Retrato


Una anciana camina junto a un tanque abandonado

d’agost 15, 2008

Antes de que Rod la cagara

Tom Waits - Downtown train
Después vino Rod Stewart e hizo la gran cagada que todos conocen (y que tanto nos gusta)

de juliol 30, 2008

Glam, baby, glam!

Marc Bolan & T.Rex - "Get It On"
Para la TV alemana (que se yo, les falta onda a los tedeschi)

de juliol 26, 2008

El abrupto final de una promisoria carrera literaria

Cuando la insoportable voz del locutor se acalló comenzó a ver todo con gran claridad. Como en aquella película que había visto hacía algunas semanas por la tele. Esa con Federico Luppi o José Sacristán, no estaba muy seguro porque se había quedado dormido a los pocos minutos, pero había logrado captar la esencia del asunto.
No iba a ir a laburar nunca más.
Se iba a quedar en la cama. No hacía falta más.
Existían miles de cosas lucrativas que se podían hacer en estado horizontal.
Podría escribir cuentos o fábulas, como ese uruguayo… Benedetti o Corcuera (aunque no estaba muy seguro, le parecía que en realidad Corcuera era un músico brasilero, pero al fin y al cabo no era lo importante). Una vez vio un documental en la tele que ese uruguayo (¿chileno?) vivía en la cama y escribía muy bien, habiendo ganado varias veces el premio Nobel… o el Pullitzer. No lograba recordar muy bien porque se había quedado dormido.
Definitivamente así debían ser las cosas. Comenzó a realizar -mentalmente- la lista de cosas que debería tener en la periferia de su cama. Cuadernos, bolígrafos, lapiceras fuente, lápices, resaltadotes, whisky… Sí, una vez vio una película sobre un escritor norteamericano (o canadiense) que se había suicidado en Puerto Rico (¿o fue un accidente en Cuba?) que tomaba varias botellas de whisky al día. ¿O era ginebra? El nombre era algo llamativo como Tennessee Williams o Indiana Jones. Dylan Thomas no. Ese era el cantante. El recuerdo era difuso porque esa tarde estaba muy cansado y se había despertado justo en la parte del whisky… o el ajenjo, algo así.
- ¡Gordi! ¡Bañate rápido que llegás tarde a la oficina!
El grito destemplado de su esposa interrumpió su meditación. Después no logró retomar el hilo de sus pensamientos. Es más, nunca pudo recordar qué estaba pensando. Sería mejor que se apurara. Esa mañana había reunión de directorio. ¿O era a la tarde?

de juliol 15, 2008

Una joyita

Menos mal que existía ATC - Menos mal que existe Youtube
Van Halen en Argentina - 1983

de juny 14, 2008

BREVE COMPILADO ANTIKIRCHNERISTA

Al que le guste bien, y al que no... otra vez será



de maig 24, 2008

CROSSROADS

¿Steve Vai perdiendo un duelo con el pelotudo de Ralph Macchio? Solo en el cine. Memorable escena.

de maig 15, 2008

Spams, oaxes y demás neologismos

“PELIGRO!!!!!!!!!
La DAWT anunció que se ha comprobado la existencia del peligrosísimo virus “yourassisbroken”.
Este maligno troyano se mete en tu computadora y destruye todos tus archivos, envía por mail las fotos de tu novia a tu esposa, etc., etc. etc.
¿Cuántas veces recibiste mails de este tipo, con la recomendación final de reenviarlo a todos tus contactos?”
¿No te tienen las bolas llenas? ¿Qué carajo es la DAWT o cualquiera de esas siglas pedorras que ponen?
“Jonatan Misael Campólico es un niño de 3 años que tiene alopecia aguda. Está internado en el Garching Memorial Institute de Springfield y AOL, Yahoo, Google y Hotmail van a donar 0,00025 centavos de yen por cada vez que se envíe este mail”
¿Es posible que exista gente tan pelotuda para creer eso?
Hace pocos días recibí un mail que alertaba sobre el inminente restablecimiento del nunca bien ponderado “corralito”. El artículo, pobre, mal redactado, sin precisiones de ningún tipo, que citaba “fuentes confiables” de vaya a saber dónde, estaba firmado por un tal Julio (o Luis, o Esteban, no me acuerdo) Koblán. Si, leíste bien, KOBLÁN. (por si no te diste cuenta, es blanco al revés, forma en que generalmente se denomina al vino de mala calidad: totín y coblán).
Por lo general, por e mail vienen boludeces. Ok, muchas de esas boludeces nos encantan y las reenviamos a todos nuestros contactos. Pero no las creemos. Como tampoco creemos que exista un robot con cara de gobernador yanqui que viene del futuro para evitar que un tipo le haga un chico a una mina, chico que en el futuro liderará la resistencia contra esos robots que ahora quieren evitar que nazca. Ni que un escocés es inmortal y anda por la historia junto a Sean Connery decapitando a otros inmortales. Y si tenemos dudas, ponemos en Google “higlander” y vamos a comprobar que no es cierto, es sólo una película.
¿Qué quiero decir con esto? Creo que está claro.
NO SEAN GILES NI ROMPAN MÁS LAS BOLAS. Si tienen tiempo para estar pelotudeando en Internet, leyendo mails pelotudos, tomensé un tiempito para averiguar, solamente hay que mover los deditos.
Perdón por el exabrupto. Ya sé que a nadie le importa
Mandalo a todos tus contactos.

de maig 14, 2008

¿NO ERAN ANILLOS?

La bicicleta de Saturno, por Superhéroes


Para los más jóvenes, explico que Sergio Saturno (a) "La Larva" fue un delantero del fútbol argentino que jugó en Talleres (de Remedios de Escalada), El Porvenir, Los Andes, Colon, Central, Lanus, Gimnasia LP, Platense, y especialmente en Huracán (donde formó una dupla inovlidable con el turco Mohamed) y en Boca (donde formó parte del Boca campeón '92 del Maestro Tabárez). Jugó 145 partidos en primera, e hizo 27 goles. En Boca solo convirtió 1 gol en los 24 partidos que le tocó disputar, pero igualmente (algunos de) los hinchas del club de la Ribera aplaudieron a rabiar (o rieron a cagarse de) las bicicletas de Sergio Omar Saturno, puntero derecho, un, y pocas veces tan bien utilizado el término, GROSSO.
Su aspecto lo definía como futbolista: FEÍSIMO

de maig 01, 2008

EX CLASH... EX...

Joe Strummer & The Mescaleros - Comma girl

d’abril 24, 2008

EL SEXO DE RASPUTÍN

La historia dice que la de Grigori Yefimovich medía 40 centímetros. Y me refiero a eso que estás pensando. Probablemente esto no sea lo más importante de la vida de Grigori, pero es de lo que me voy a ocupar. Porque si bien sus actos influyeron decididamente en la historia del Siglo XX, pensalo bien: 40 centímetros… relajada.

Grigori Yefimovich

Grigori Yefimovich nació en la localidad siberiana de Pokróskole y murió… no, dejemos su muerte para después.
¡Ah!, a Grigori Yefimovich todos lo conocían como Rasputín.
Como se sabe, Rasputín fue una especie de monje, místico, sanador y varias cosas más que llegó a ser el hombre de confianza del Zar Nicolás II y el protegido de la Zarina Alexandra. Así les fue a los dos.
40 centímetros…
El tipo era pobre, analfabeto, torpe… y se ganó la confianza de los grandes capos de la Rusia de principios del Siglo XX. Eso le abrió muchas puertas, le generó grandes odios y le habilitó las alcobas de buena parte de las damas de alta sociedad.
Su currículum indica que en su Pokróskole natal integró una secta conocida como khlysty (flagelantes), una de cuyas características era que las ceremonias religiosas terminaban en prolongadas orgías. Rastputín no faltaba nunca a misa.
Dicen que de esa experiencia “religiosa” le quedó la costumbre de pegarse revolcones con cuanta mujer se le pusiera a tiro (y las malas lenguas dicen que también varios muchachos fueron objeto de su “religiosidad).
40 centímetros…
A cualquier cortesano que se precie le daría, al menos, envidia que este campesino bruto, fuera el consejero directo del Zar. Y es que Nicolás –que aparentemente era medio salame- consultaba todas los asuntos de estado con el “Monje Loco”, tal como era conocido en todo San Petesburgo.

La familia imperial rusa (no es un postre, che!)

A cualquier cortesano de ley –y a cualquier tipo en general- le provocaría un gran disgusto enterarse que su esposa había sido bendecida por el “báculo” de este siberiano. Y eso ocurrió con buena parte de las esposas de la Alta Sociedad. Las damas hacían cola para arrodillarse ante Rasputín; tan devotas, ellas. Incluso se rumorea que la mismísima Zarina recibió al místico de la mirada penetrante. Y cuando digo recibió, quiero decir recibió. Pero la mayoría de los biógrafos coinciden en desmentir esta especie.
No contento con ello, a Grigori Yefimovich le gustaban los cabarulos y las compañía de las mujeres que trabajaban en estos locales. Era incansable el desgraciado.

Una caricatura de Rasputín

40 centímetros…
Esta historia no podía terminar bien. Y el 29 de diciembre de 1916 la conjura se puso en marcha. En el palacio del Príncipe Félix Yusopov, éste y el primo del Zar, el Gran Duque Demetrio Románov le tendieron la trampa. Con la excusa de una cena íntima (al parecer Félix se quería comer a Rasputín), lo envenenaron y le metieron una buena cantidad de balas en el cuerpo. Después envolvieron el cuerpo y lo tiraron al río Neva. No obstante haberle mezclado en el vino una cantidad de cianuro apta para matar a un caballo, y agujerearle el corazón de un balazo, la autopsia determino que Grigori Yefimovich murió… ahogado.

Las tenía a todas las minas muertas. Y a un par de tipos también.

De acuerdo a la hija de Rasputín, antes de tirarlo al agua, los conjurados le cortaron el pene.
Pero la historia no terminó allí. El “legado” de Rasputín dio vueltas por Europa durante muchos años, hasta que reapareció en 1967, en poder de una viejecilla de París, que lo vendió –no sin un suspiro- por 8.000 dólares a un coleccionista ruso, dueño del Museo Erótico de San Petesburgo, que hoy exhibe, adentro de un gran frasco, toda la hombría de Grigori Yefimovich. La leyenda afirma que basta con mirarla para curarse de la impotencia.
Los interesados se pueden llegar al museo, que está en Furshtatskaya embankment, 47/11a (metro Chernyshevskaya), tel.: (812) 320 76 00. Internet: http://www.prostata.ru Opened daily 8.00 to 21.30

Un par de imágenes del pene de Rasputín adentro de un frasco (espero no herir la sensibilidad de nadie… es muy grande)



Finalmente, un video del tema Rasputín, de Boney-M

d’abril 17, 2008

VAN QUEDANDO MENOS

Nelson Wilbury: George Harrison
Lefty Wilbury: Roy Orbison
Otis Wilbury: Jeff Lynne
Charlie T. Wilbury Jr.: Tom Petty
Lucky Wilbury: Bob Dylan
Ladies and gentleman: the Traveling Wilburys

d’abril 12, 2008

Un poco de yocanyol

Los Suaves - Palabras para Julia

d’abril 10, 2008

Sacco y Vanzetti, asesinados por la Justicia

El 15 de abril de 1920, a eso de las tres de la tarde, Frederick Parmenter y Alexandro Berardelli desandaban los 500 metros que separaban las oficinas administrativas de la fábrica de calzados “Slater & Morrill” de los talleres de esa empresa. Llevaban, en dos cajas, la paga semanal para los empleados. No alcanzaron a realizar la mitad del trayecto por la South Braitntree Av. de Boston. Unas cuantas balas se interpusieron en su camino, dejándolos fríos en el acto. Los autores de los disparos subieron a un coche en el los esperaban otros cómplices y huyeron del lugar.
A pesar de que a esa hora y en ese lugar eran muchos los transeúntes, los testimonios no coincidían. Que cinco disparos, que ocho, que más de diez. Que eran dos los autos que aguardaban a los asesinos. Que era uno solo. Que uno de los matadores gritó algo en italiano, aunque bien podría haber sido en inglés, pero tal vez nadie gritó nada, o no se entendió porque llevaban las caras cubiertas por bufandas, o quizás no. Cincuenta personas se presentaron a atestiguar y sucesivamente se fueron desmintiendo y contradiciendo
Casi un mes después, dos personas con aspecto de extranjeros viajaban en tranvía. Un agente de policía de apellido Connolly observó que uno de ellos llevaba una de sus manos en el bolsillo de modo sospechoso, razón por la cual los invitó a acompañarlos hasta la comisaría más cercana. Allí comprobaron que ambos sujetos estaban armados. Uno llevaba una Colt y el otro una Hamington & Richardson, las dos de calibre 38. No obstante, esto no era un hecho extraordinario porque esas armas eran de libre acceso y portación y cualquiera podía comprarlas y andar con ellas (de hecho, los pasajeros no opusieron ninguna resistencia y en todo momento colaboraron con la autoridad policial). En esa ocasión también fueron identificados: Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, italianos. No fueron detenidos por portación de armas, sino por “actividades subversivas”. Para la policía de la conservadora Boston de 1920, nada más subversivo que dos italianos en tranvía.
En ocasiones, la historia se parece mucho a las películas. Nos hemos cansado de ver en el cine (tanto en la pantalla como en las butacas) a funcionarios desalmados que son capaces de cualquier cosa para ascender. Y este es un caso paradigmático. La causa de Sacco y Vanzetti cayó en el juzgado de Webster Thayer, un hombre que en ese momento aspiraba a ser elegido Gobernador de Massachussets bajo la bandera de limpiar el Estado de gangsters, comunistas y anarquistas, palabras que para muchos eran sinónimos. Thayer vio en los dos italianos el pasaporte a la casa de gobierno. Es del caso consignar que los acusados militaban en una organización anarquista. “Mejor para mí” habrá pensado Su Señoría.

Bartolomeo Vanzetti y Nicola Sacco son llevados –esposados- a declarar

El proceso contra Sacco y Vanzetti fue un verdadero manual de la injusticia de la Justicia. No existió ninguna prueba, ningún testimonio, ningún testigo, que incriminara claramente a los acusados. Todas fueron aproximaciones y vaguedades. Por su parte, la defensa demostró fehacientemente que los reos estaban en otros lugares a la hora del crimen. Pero ellos ya estaban condenados desde el principio. Y es que en muchos sectores de la sociedad norteamericana existía (y existe) un gran recelo en contra de los extranjeros, especialmente si estos no se conforman con ser mano de obra barata y aspiran a algo mejor militando en organizaciones sindicales o políticas que no cuentan con el visto bueno del establishment (cualquier similitud con Argentina no necesariamente es pura coincidencia).
El caso Sacco y Vanzetti se convirtió en un escándalo nacional y mundial. Las manifestaciones en apoyo a los acusados fueron cada vez más multitudinarias, tanto en los Estados Unidos como en Europa. Nada de eso conmovió al ambicioso Juez Thayer, que el 14 de septiembre de 1920 los declaró culpables y los condenó a la silla eléctrica. Si bien la sentencia se cumplió recién siete años después (antes de matarlos, a los condenados a muerte en Estados Unidos los torturan psicológicamente un buen tiempo), nada ni nadie pudo torcer el destino de los dos inmigrantes.


Una multitudinaria manifestación a favor de Sacco y Vanzetti

Nicola y Bartolomeo, en su desgracia, fueron elementos para que todos quisieran llevar agua paras su molino. “Debemos impedir que mueran dos italianos. Espero que el Gobernador Fuller de Massachussets quiera dar un ejemplo de humanidad, ya que tal ejemplo demostrará la diferencia entre los métodos del bolchevismo y los de la gran república americana. Al mismo tiempo, su gesto humanitario quitará de manos de los subversivos un instrumento de agitación” dijo Benito Mussolini. Por su parte, Stalin expresó que “El mundo está al borde de grandes cambios. Las movilizaciones de las masas a favor de Sacco y Vanzetti demuestran que estamos en vísperas de grandes acontecimientos populares”.
Pero nada detuvo lo que siete años se había decidido, incluso antes de dictarse sentencia. A Sacco y a Vanzetti los frieron en la silla eléctrica en la madrugada del 23 de agosto de 1927, en medio de una gran agitación popular.
Como epílogo de esta historia, quedan las palabras de Albert Einstein: “Es preciso hacer cualquier cosa para que el trágico caso de Sacco y Vanzetti se mantenga siempre vivo en la conciencia de la humanidad. Los dos anarquistas italianos demuestran que, en última instancia, las instituciones democráticas mas minuciosamente estudiadas no son mejores que los individuos que las usan como instrumento”. Una vez más, Albert tenía razón.