de novembre 18, 2008

El caso del hombre de la cama en llamas





No creo que pueda borrarme de la memoria su imagen desgarbada y casi desarmada, atado a la camilla, casi sonriendo.
Es verdad, por suerte, que no será esa imagen más fuerte, ni más grande, ni más impactante que esa misma figura arriba del escenario de Atenas, dónde lo vi por primera vez allá a mediados de los 80, algún tiempo después de ese cada vez más difuso y borroso y menos cierto suceso de los pantalones.
Para ese entonces ya era mi amigo. Con él abandoné la niñez. Fueron sus canciones y las de nadie más las que me hicieron abrir los ojos por primera vez. Después vinieron otros tan importantes, tan entrañables… Pero él fue el primero. Como el amigo con el que te hacés la chupina por vez primera, la chica que inauguró tus labios para el amor o la pasión o la calentura, el primer cigarrillo a escondidas… ¡qué cursi puede llegar a ser uno por un amigo!
Su voz está siempre. En las tardes solitarias me exige que no me deje desanimar. Cuando estoy con el patín desecho mirando a mis temores hechos gente, esas noches en que estoy tan solo como un hombre a veces debe de estar, cuando la fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas hacen que esquive a mi corazón; él es el otro que hay en mi lugar; que dice “¡vamos, vamos! ¡Tu oportunidad está ahí!” Con él fui lo que creí y soy lo que está pasando. En esos momentos grises, solamente me hace falta mirarlo a él, tratando que se muevan estos pies, bajo la luz, tocando hasta el amanecer.



Estoy seguro que aún hoy, y a pesar de lo que dicen muchos cabrones, daría cualquier cosa por amor, daría cualquier cosa por poder llegar un poco más de lo que puede dar. Sin embargo, a la vez nos dice que nos encarguemos de nuestras vidas porque no es mejor que nosotros. Dejate de joder, Charly. Si vos sabés bien que aunque cambiemos de color las trincheras y aunque cambiemos de lugar las banderas, siempre es como la primera vez. Sos -qué duda cabe- quien puede compaginar la inocencia con la piel. Porque naciste para mirar lo que pocos quieren ver. Si sabiendo que no tendrías poder, ni abogados, ni testigos, contaste -de mil maneras- lo que había detrás de aquel espejo. Vos encendiste los candiles para que los brujos no pudieran siquiera pensar en volver a nublarnos el camino. Sos ese hábil jugador y trascendental actor que justifica con la acción toda fantasía; mientras tu inspiración baila mi forma de ser. ¡Qué locos éramos los dos en los buenos tiempos!



Tal vez, como la mayoría de nosotros, no pudo romper las cadenas que lo atan a la eterna pena de ser hombre y de poseer. ¡Miren! Lo están golpeando todo el tiempo. Lo vuelven a golpear. A todos nos siguen pegando abajo.
Por eso, cuando a veces soñamos con los hambrientos, los locos, los que se fueron, los que están en prisión, es necesario despertar cantando alguna de sus canciones, que siempre es necesario cantar de nuevo una vez más. Porque cuando estamos buscando direcciones en libros para cocinar, cuando queremos comprar el mundo en un bazar, mirando todo el tiempo superhéroes y superstars, cuando la radio nos confunde a todos, y las heridas, desgraciadamente, no son sólo del Oficial, él está ahí haciéndonos entender que era posible -y necesario- hacer algo más que ver películas, aún cuando fuera sábado a la noche y un amigo estuviera en cana. Es mejor eso que estarse quieto, que ser un vigilante.



Su corazón se ha partido en dos. Cuando todos vamos a ver, cuando vamos a nacer, tiene que salir y volver, desaparecer, víctima de un sol extraño, víctima de libertad, de sociedad, de soledad. Desprejuiciados -como él- son los que vendrán. Y los que están ya no me importan más. Los carceleros de la humanidad no lo atraparán dos veces con la misma red.
Charly, les contaste un cuento sabiéndolo contar y creyeron que tu alma estaba mal. Don’t worry, la mediocridad para algunos es normal y la locura es poder ver más allá. Vos nunca pudiste entender a los que hacen lo mismo que vos hiciste ayer, pero como hasta ahí no más. ¡Say no more!
Charly, la libertad, siempre la llevarás dentro del corazón. Te pueden corromper, te podés olvidar, pero ella siempre está

de novembre 13, 2008

Ligerita la musica

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