d’octubre 26, 2007

¿Y A ESTE LO TENÍAN?


Jejejejeeeeeee... es bizarrísimo...

d’octubre 20, 2007

CAMBIO DE PLANES

John miró la hora y decidió que ya era suficiente. Dejó los auriculares sobre la consola e hizo con sus dedos el típico gesto de "cortar" al bajista que se encontraba dentro del estudio. Dio al ingeniero algunas instrucciones sobre lo que debería hacerse la mañana siguiente, en la que él tenía que participar en una reunión de padres en la escuela de su hijo, por lo que recién aparecería por allí pasado el mediodía.
Estaba muy cansado pero de buen humor. El día había sido productivo porque había grabado las voces de dos temas y las bases de otros cinco. Los músicos de la banda estaban muy compenetrados con la idea de su nuevo disco y él seguía escribiendo canciones. Pero no todo puede ser perfecto. Cuando bajó al estacionamiento notó que su coche tenía una goma pinchada. Pero al contrario de lo que habría pasado en algún otro momento, no se fastidió, sino que lo tomó con cierta filosofía. No tenía muchas ganas de manejar, por lo que se entusiasmó con la posibilidad de tomarse un taxi y -de paso- dar una vuelta por la ciudad.
El coche de alquiler tomó por el Holland Tunnel para abandonar New Jersey, pero en lugar de doblar por la Décima Avenida, para llegar directamente a su hogar, siguió algunas cuadras más hasta llegar a la Park Avenue. Pocos metros antes de llegar a la Calle 57 Este decidió abandonar el medio de transporte. Abonó el viaje y siguió caminando en busca de un bar abierto. Eran las 11 y media de la noche y la tarea no era fácil. Finalmente, en la esquina de la 60 con la Quinta Avenida encontró un pub bastante bien puesto, del cual salía una música que lo atrajo. La barba de un par de días y el pelo corto, sumados a los lentes oscuros, le permitieron moverse con tranquilidad sin ser reconocido.
Pidió una cerveza y se sentó cerca del escenario donde una banda tocaba una melancólica versión de "Mind Games" que le llamó la atención y lo emocionó. Cuando el conjunto hizo una pausa, le hizo un comentario al pasar al guitarrista, que debió mirar dos veces para darse cuenta de quién se trataba. John, que por entonces iba por la cuarta cerveza, tenía ganas de conversar y lo invitó a sentarse. Charlaron durante unos 20 minutos hasta que el grupo debió volver a escena. Entonces John se prendió en una larga y divertida zapada. Los pocos parroquianos que quedaban demoraron bastante en darse cuenta de lo que sucedía y entender la suerte que tenían. Arriba del escenario, John se divertía como un amateur. Tocaba temas de Paul McCartney haciendo rimas guarangas y se daba el gusto de realizar larguísimos solos con la Telecaster que le habían prestado.
A las dos y media de la mañana el bar ya había cerrado, pero el dueño, dos empleadas, los integrantes del grupo -cuatro pibes originarios de Brooklin- y John seguían tomando cerveza, hablando a los gritos, riéndose a carcajadas e improvisando canciones con los instrumentos ya desenchufados.
Cerca de las cuatro, y bastante borracho, John decidió regresar a su casa. "Lo siento chicos, me estoy divirtiendo muchísimo, pero Yoko me va a putear", dijo mientras se dirigía a la puerta. Entre risas, agregó: “Ella me tiene cagando”. Llamó un taxi y le indicó la dirección. En ese mismo momento, en la madrugada del martes 9 de diciembre de 1980, un tipo que hacía varias horas que merodeaba el edificio Dakota insultaba por lo bajo y se internaba en el Central Park, perdiéndose en la oscuridad y el olvido. Diez minutos después, John Lennon entraba al edificio pensando en que iba a dormir hasta tarde y faltaría a la reunión de padres del colegio de su hijo.

d’octubre 11, 2007

LA EXTINCIÓN DE LOS MAMUTS

Ya la había escuchado hace algún tiempo (no recuerdo si hace algunos meses o algunos años, estoy como mi pc, con la memoria jodida). Es una excelente canción para niños, pero por las dudas, primero deberían supervisarla los padres (¡chan..!)

d’octubre 08, 2007

BREVES INSTRUCCIONES PARA PUBLICAR COMENTARIOS

En atención a que varias personas han expresado dificultades para publicar sus elogiosos comentarios, a continuación les brindo unas sencillas explicaciones para hacerlo sin dificultades.
Paso 1: A este todos lo saben, hay que hacer click en el linck que dice "x comments" (dónde x es el número de los comentarios realizados) y se abre otra pantalla, en la que debemos dar el...
Paso 2: A la derecha de tu pantalla, podrás observar la frase "Haga su comentario", debajo de la misma está el espacio destinado a escribir el comentario. Ok, a esta también la sabían todos.
Paso 3: Acá suelen comenzar los problemas, porque lo que hay que hacer es "elegir identidad". Las dudas -por lo general- son existenciales, ya que la mayoría creemos que a la identidad ya la tenemos, y que no es algo que se elige, sino que se forma a lo largo de la vida. Pero Internet nos facilita algunas cosas y entonces podemos elegir ser"otros" e inclusive "anónimo". Si elegís ser otro, vas a poder poner tu propio nombre (que en realidad no es ser otro, pero puede ser el punto de partida para ser mejor) o directamente poner cualquier cosa (Michael Jackson, Marilyn Monroe Ho Chi Min, Michel Platini, Árbol, Tenedor, Etcétera, etc.)
Paso 4: Hacés click en "publicar comentario" y ¡yatá!

d’octubre 06, 2007

PERRAS MÁS O MENOS DE MI EDAD III

Kim Basinger
De jovencitaCon exceso de photoshop


¡Se pone tan linda cuando llora!



d’octubre 01, 2007

EL PORRO DEL EDECÁN


Por origen, por historia, por idiosincrasia, por cojones, porque sí, por joder; el rock siempre se enfrentó al poder. El rock no es música de presidentes, cuando las canciones de rock hablan del presidente, es para putearlo, para decirle que deje de robar, de transar, de cagar a la gente, de matar…
No está bien que los músicos de rock se lleven bien con el poder. El rock es estar en contra de los que gobiernan, sean del palo que sea. El rockero es inconformista y le hecha la culpa al gobernante. Eso fue siempre así, y sobre todo desde que vio la luz la canción de protesta (a los efectos prácticos, incluiremos dentro del item “rockero” a hippies y cantantes más o menos folk). Desde entonces, los únicos gobernantes buenos son los de países cuyos nombres no tienen ninguna vocal, y su ubicación en el Google Heart es siempre difícil (o imposible), aún cuando siempre están más allá de los Urales y más acá de Japón.
Por eso es molesto, irritante más bien, ver que algunos de nuestros más representativos rockeros vernáculos vayan a tocar al salón blanco de la Casa Rosada. ¿Para qué carajo tienen que ir a tocar ahí? ¿Qué quieren demostrar?
¿Cómo se puede cantar “Demoliendo hoteles” con todo el público sentadito en sus sillas con tapizado de terciopelo punzó? ¿Cómo es posible escuchar “Ana no duerme” moviendo el piecito derecho y nada más? ¿Se podrá disfrutar “Ciudad de pobres corazones” sin aflojarse la corbatita de seda? ¿Alguno del público se encenderá un caño o el Edecán del presi se lo confiscará para fumárselo más tarde con algún subsecretario? ¿Y si el dueño del porro es un sobrino de una amiga de una asesora de la telefonista del pelotudo de Alberto Fernández, que cree que es rockero porque escucha a los Super Ratones?
A esta altura de las cosas, tengo que aclarar que no me molesta en lo más mínimo que Soledad o Diego Torres canten en el Salón Blanco para los allegados a algunos funcionarios de cuarta o quinta línea. No me interesa. No son artistas que me gusten. Pero Charly, el Flaco y Fito… ya es otra cosa, y no encuentro ninguna excusa para esta forma de proceder.
No soy tan cándido como para creerme que la rebeldía pregonada por el rock no estaba muerta al nacer. Ok. Es todo un negocio. Pero aún en esos términos, hay que decir que el negocio funciona si es creíble. Si Bono quiere comer malvaviscos con Bush mientras solucionan el tema de la pobreza en el mundo, que lo haga. Pero que no lo divulgue ni se saquen fotos juntos. Ninguno del los Stones es un “street fightin man” hoy por hoy (probablemente nunca lo hayan sido). Todos sabemos que son señores mayores que veranean en islas paradisíacas y a veces se caen de las palmeras por haber mezclado mucha cocaína con mucho vodka. Pero aún así, no era necesario que fueran a comer pizza con champagne con el primer presidente de república bananera que se lo ofreciera. Hay que mantener la imagen rebelde, aún con trajes de U$S 20.000.
En medio de todo esto, hay que rescatar la actitud digna y solidaria de los Divididos, que en medio de toda la paranoia post Cromañón (cuándo era prácticamente imposible hacer un recital de rock en Argentina), rechazaron la invitación para ir a tocar para los chupaculo del Presidente porque no sabían si el local tenía habilitación Municipal.